DESDE EL ALMA

Friday, December 22, 2006

NACER, SER NAVIDAD


El espíritu de la navidad llama a nuestra puerta una vez más.

Somos seres privilegiados.

Pide poca cosa:

Que aceptemos su mensaje regalo: AMOR.


Dejemos que nos invada con su presencia.
Que nos ilumine para iluminar.
Que nos acompañe en cada acción,
llenándonos de gozo y gratitud, de alegría, de abrazos...

Hagamos de esta Navidad una celebración íntima.
Que sea nuestro nacimiento a una vida más plena,
mas comprometida, más amorosa.

Abramos la puerta de casa.
Y la del corazón, pero no solo a los amigos.
Abramos la puerta a todos aquellos que llaman a ella.
A todas esas personas que condenamos al destierro.
A los que rechazamos. A los que ignoramos...

Abramos también para recibir a toda esa legión de “nosotros” que viven dentro,
y que condenados a la oscuridad, en el frío dolor del rechazo, esperan ser liberados.

Que puedan al fin recibir la luz que somos, y el abrazo reconciliador,
y la ternura que les abrigue en el gozo de la aceptación.
Que puedan fundirse en el amor hasta ser y saberse parte de EL.

Que el Cristo que se sembró en cada uno de nuestros corazones,
pueda por fin encontrar la tierra donde germinar y florecer.

ABONEMOS NUESTRA TIERRA: AMEMOS.

El confió en nosotros, confiemos nosotros también.
No nos exige. No nos castiga.
Está ahí pacientemente esperando y con intensidad nueva cada día, nos invita a que no esperemos más.
A que no pasemos de largo ante la necesidad.
A que estemos atentos a cada mirada, a cada gesto, a cada silencio.

Nos invita a estrenar ese corazón que escondemos dentro, ese mágico regalo de Dios.

Que cada silencio, sea una respuesta a las voces de los que susurran sin fuerza pidiendo ayuda.

Que en cada abrazo, abracemos a todos a los que nadie abraza.

Yo olvidé lo esencial de cada navidad: NACER Y AMAR.

Ignoré el milagro del nacimiento.

Fascinada ante luces y dulces, ante alegres villancicos y adorno externos, olvidé compartir. Olvidé el hambre. Olvidé que yo, también soy la humanidad que sufre. Olvidé rezar...

Y quiero rescatar ese espíritu que perdí en algún momento. Y sentir que cada amanecer estoy naciendo de nuevo. Y que puedo elegir no volver a olvidar lo esencial.

Aquí es Navidad, pero muchos niños siguen en manos de mafias que los utilizan y abusan de ellos.

Es Navidad, pero muchos ancianos que lo dieron todo, lloran a solas,
abandonados en asilos y entre rostros desconocidos.

Aquí es Navidad, pero la soledad y la muerte reinan en muchos países
y corazones a causas de nuestra ambición.

Nos perdemos buscando el camino, y ya somos el camino.
Pedimos poder, para cambiar el mundo, cuando ya somos el poder.
Buscamos fuera el amor, sin darnos cuenta de que ya somos puro amor.

Miremos al interior, donde tenemos todo lo que necesitamos.
Y usémoslo ya, todos los días y con buena voluntad, para que pronto, en todos los hogares y en todos los países de la tierra, pueda ser NAVIDAD.

Feliz Navidad y un año lleno de amorosa responsabilidad



María Hoyo Sequí

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