DESDE EL ALMA

Tuesday, January 08, 2008

Alejandro Posada uno de nuestros docentes nos relata la experiencia de la Navidad en su quintaesencia: el servicio.




Me senté hace un rato a buscar las palabras para expresar lo que quería decir en este mensaje de Navidad y me doy cuenta lo difícil que resulta hacerlo…
No quiero decirlo simplemente con uno de esos textos que dicen “FW” porque me resulta demasiado impersonal. Prefiero intentar hacerlo, aunque sea con pocas palabras, desde mi sentir y desde lo que he vivido por estos días.
Y es que nada más ayer tuve la oportunidad de ver, a través de la sonrisa de muchos niños, lo que verdaderamente significa “Navidad”. Mientras estos niños pertenecientes a familias muy humildes tomaban algunos regalitos que posiblemente sean los únicos que reciban durante todo el año, a todos se nos estremecía el corazón siendo partícipes de su gozo y contagiándonos del eco de esas sonrisas y de expresiones de alegría que casi llegaban al éxtasis…
Qué decir Johnatan, un niño de unos 12 años, que a pesar de estar reducido a su silla de ruedas y con todas las limitaciones de una parálisis cerebral severa, trascendía sus limitaciones de lenguaje para expresar con su mirada todo el himno a la alegría que jamás alguien podría interpretar. O de Claudia, la niña con síndrome de Down que prefirió manifestar su entusiasmo lanzándose literalmente a los brazos de alguno de los colaboradores, emitiendo sonidos que difícilmente se articulaban, pero que dejaban grabada toda su felicidad en cada uno de los demás asistentes. O de tantos otros niños de escasos 2 o 3 años, que mientras danzaban maravillosamente con la música de fondo, se refregaban sus caritas con el helado que más bien parecía el maquillaje perfecto de un buen mimo… Ahhh!! Es que cómo no decir que esto sí que es Navidad!!! Y cómo no recordar a través de todo esto, al que un día decidió nacer en ese humilde pesebre, para mostrarnos que la genuina alegría está en nuestro corazón y que en las cosas simples está lo verdaderamente esencial. El mismo pesebre al que ayer Lucho, un adolescente con limitaciones mentales y físicas importantes desde su niñez, nos “arrastraba” con entusiasmo inigualable para mostrarnos la obra que su madre, durante los últimos siete años, ha dejado plasmada fabricando cada pieza con esmero y dedicación, con tal de ver el rostro iluminado de su hijo…
Que esta época nos permita a todos contactar de nuevo con el niño que llevamos dentro y que esa estrella del Norte siga brillando en nosotros para encontrar el camino que a diario debemos recorrer. Que el AMOR del NIÑO se manifieste siempre en nosotros y que siempre que contemplemos la nueva salida del Sol podamos repetir: “HOY TAMBIEN ES NAVIDAD”…


Alejandro Posada

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