DESDE EL ALMA

Sunday, April 05, 2009

MEDICINA BIORREGULADORA:

La sucesora de la homeopatía
Esta terapia natural otorga una nueva forma de mirar la medicina.

Por Carla Gardella Berra

"Me volvió la energía al cuerpo. Ya se me había olvidado lo que era estar sana, y en sólo dos meses me empecé a sentir bien". Así resume Rafaela Landea su experiencia con la medicina biorreguladora o biológica, luego de que durante tres años probó, sin resultados, todo tipo de medicamentos tradicionales para detener las enfermedades derivadas de la patología autoinmune que tiene hace cuatro años.
Púrpura de Henoch–Schonhlein es el mal que afecta a esta administradora de ecoturismo de 27 años. A raíz de esto comenzó a presentar constantes problemas en las vías respiratorias. Inflamaciones en las amígdalas, resfríos y sinusitis eran una constante en su vida. Los inviernos y primaveras eran su pesadilla. De tanto tomar antibióticos, ya no le hacían efecto, por lo que decidió acudir a la consulta de la doctora Tzandra Fuchs, presidenta de la Sociedad Chilena de Medicina de Biorregulación. "Fue un cambio rotundo. El consumo de antibióticos se redujo notablemente. De tomar seis veces al año, pasé a dos veces en un mal invierno".
Aunque la medicina biorreguladora no se ha difundido mucho en nuestro país, tal como Rafaela, muchas personas ya la conocen y acuden a ella. No hay restricciones: desde embarazadas y niños, hasta mayores de 65 años pueden utilizarla. Y es que el rango de personas que pueden someterse a ella es tan amplio como los tipos de enfermedades para las que se utiliza. Patologías mentales, como el estrés y la angustia; enfermedades crónicas; estéticas, entre las que destacan la celulitis, flacidez, acné, envejecimiento prematuro y caída de pelo; y enfermedades como la artritis, jaqueca, traumatismos lumbares, de cadera, ya se tratan en Chile con esta medicina. También ha comenzado a recomendarse en pacientes con cáncer, pero las terapias que están marcando pauta son las asociadas al dolor y las estéticas.
Principalmente, quienes llegan a tratarse con medicina biorreguladora son dos tipos de personas. Por un lado están las que optan por esta medicina natural luego de haberse sometido a la tradicional sin resultados. Y, por otro, aquellas que por definición no les gusta la medicina alópata. Con este último grupo se identifica Francisca Molina (45), a quien hace tres años le diagnosticaron lupus. "Cuando detectaron la enfermedad, los doctores me dijeron que estaba pésimo, por lo que tenía que inyectarme cortisona. Pero yo no quise. Preferí optar por los tratamientos de biorregulación que me habían recomendado. Sólo en tres meses logré, sin terapias convencionales, regular por completo mi sistema inmunológico, que estaba disparado", cuenta Francisca.
La medicina que le permitió dejar a un lado los medicamentos tradicionales tiene en el mundo 60 años y fue creada en Alemania por el médico Hans Reckeweg, quien utilizó el principio de la homeopatía como base - aquel que postula que hay sustancias que dadas en ciertas dosis tienen un efecto concreto, pero que, diluidas y mezcladas de una forma particular, proporcionan efectos diferentes o contrarios- , y decidió dar un paso más allá: diluir más las sustancias homeopáticas y terminar con el uso de los medicamentos que sólo tratan los síntomas. En otras palabras, aceleró el proceso homeopático, ya que notó que con más impulsos y con diferentes energías se conseguía un resultado más profundo.
Lo que hace la biorregulación es activar el sistema de autocuración, ayudando al cuerpo a que siga su proceso natural de sanación. Lo contrario a la medicina tradicional, ya que esta última suprime los signos, lo que provoca en muchos casos que la misma patología se repita o se produzca otra por derivación de la original. "La medicina biorreguladora tiene una visión integral, ya que entiende que no todas las enfermedades se producen por los virus y las bacterias, sino que por la debilidad del cuerpo. Asume que se pueden recetar medicamentos para los síntomas, pero también se necesita mejorar la base del problema", explica la doctora Tzandra Fuchs.
Una terapia integral
El punto de partida que utiliza la medicina biológica es la homotoxicología, ya que para poder activar el sistema inmune, lo primero que hay que hacer es desintoxicar el cuerpo de residuos que provienen de múltiples orígenes - contaminación, medicamentos químicos, conservantes de alimentos o sustancias hormonales- . Con este objetivo también se pueden usar los medicamentos propios de la medicina biológica, compuestos por hormonas, neurotransmisores y moduladores de procesos inflamatorios. Paralelamente a la eliminación de toxinas se mejora la nutrición con medicamentos o vacunas a base de sustancias animales, vegetales y minerales, que le devuelven la fuerza y resistencia al cuerpo.
Una vez que se desbloquea el sistema inmune y que las defensas vuelven a activarse se realiza una medición de los impulsos nerviosos, los que se registran en los puntos de acupuntura. Desde ahí se conocen los niveles materiales, anímicos, energéticos y anímico–espirituales de cada paciente. A partir de esta información se definen las técnicas naturales que se utilizarán para recuperar el equilibrio orgánico.
Acupuntura y remedios homeopáticos le recetó la doctora Fuchs a María Teresa López (66), luego de detectar que lo que le produjo diarreas y dolores de estómago durante siete años no era una enfermedad al colon, como le dijeron varios doctores alópatas, sino que alternaciones en el sistema nervioso. La solución llegó en sólo 20 días.
Así como María Teresa utilizó estos tratamientos, la medicina biorreguladora ocupa muchos otros. Por ejemplo, la terapia neural, el biomagnetismo o las flores de bach se emplean para regular los niveles de electricidad. Mientras que la bioacupuntura y medicamentos específicos son útiles en los casos de enfermedades estéticas o de dolor. Generalmente se recetan varias terapias de forma paralela, pero eso depende de la gravedad del paciente y de sus antecedentes. La duración de los tratamientos también dependerá de cuánto tiempo de existencia tenga la enfermedad, pero en general son de corta duración. El tiempo relativo va desde dos meses en los tratamientos mentales hasta ocho o nueve meses en los estéticos.
La rapidez de los resultados no es la única ventaja de esta medicina. También muestra otros beneficios, como la reducción de dosis y de enfermedades. "Debido a que se ataca el problema en su raíz y a que se recupera la actividad del sistema inmune las personas se comienzan a enfermar cada vez menos y necesitan dosis más bajas de los medicamentos, ya que el organismo comienza a defenderse solo", aclara Ingrid Neumann, médico de la Universidad de Heidelberg y München. Otro beneficio es que el uso de los medicamentos no provoca efectos adversos o secundarios. "Es una medicina inteligente, que equilibra donde es necesario y si no se necesita no produce alteraciones", agrega.
Según la etapa de desarrollo de la enfermedad, se recomienda el uso de esta medicina, como tratamiento único o complementario. Un ejemplo es el caso del cáncer. "Como complemento esta técnica mejora la calidad de vida, ya que como trabaja con medicamentos que desintoxican el cuerpo, disminuye los efectos secundarios, hace que el paciente tolere mejor las terapias, se reduzcan las molestias y ayuda en la parte mental", dice Ingrid Neumann.
Según la doctora Tzandra Fuchs, la principal promesa de esta técnica es como tratamiento preventivo. "Si se aplica antes de que los síntomas sean fuertes, se logra que el cuerpo se mantenga desintoxicado y se ubique siempre en las primeras fases de la enfermedad. Así la autorregulación funciona correctamente y protege el organismo, lo que evita caer en la enfermedad".
Carla Gardella Berra

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