DESDE EL ALMA

Tuesday, December 12, 2006

Generosa compasión


Dios omnipotente,

Padre de bondad y de misericordia,

Ayudad a los fallecidos

Dadles, Señor, a todas las almas el descanso eterno.
Que en paz descansen.

No hay gozo por la partida de seres que tanto erraron, que tanto sufrimiento ajeno cargan a sus espaldas. ¿Cómo borrará el general la sangre, cómo el dolor y el llanto causados de unos anales, ahora sí, inalterables?
El ataque al corazón del déspota sólo confirma la superioridad de una ley que no es de este mundo, que gobierna sobre nuestros tribunales, ley inexorable de la vida y el amor ante la cuál los militares golpistas tienen también, más pronto que tarde, postrarse.
La compasión es un ejercicio de entrega y de fe en el que merece la pena entrenarse. Los tiranos nos dan la oportunidad de desarrollar esa imprescindible musculatura del alma. Las fronteras de la generosidad nos desbordan a los mortales, pero mientras exploramos sus límites infinitos, podemos guardar a buen recaudo el cava para las Navidades que ya planean, podemos incluso atrevernos a descorchar oración por el ánima de quien, tan pesada carga de injusticia y dolor sembrados, lleva encima .


Koldo Aldai

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