DESDE EL ALMA

Saturday, April 07, 2007

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EL SENDERO Cap 9 - La relación terapéutica

Cuando adquirimos consciencia nosotros somos el mundo. Vemos que el mundo no es un medio ambiente externo que nos contiene, sino que es una fabricación interior. A partir del sistema límbico el hombre construye un mundo interior, ya no es el mundo, ya es un mundo interior, ya es un unidiverso que te pertenece, uno al que tu le has puesto los colores, tu firma, la marca de tus emociones, la marca de tu vida. Y cuando tu te apropias de ese mundo interior, entonces ese mundo le aporta al mundo aquello que el mundo necesita para completarse. En ese preciso momento en que te afirmas desde adentro y no te aferras afuera al mundo, sino que construyes un mundo interior para revelarte al mundo y para darte al mundo desaparece el miedo.

Y ese es un momento mágico de la consciencia en el que ya no me pregunto todos los días ¿qué espero yo de la vida?, sino que nacemos al amor maduro, y empezamos a preguntarnos ¿qué espera la vida de mí? Cuando yo me pregunto ¿qué espera la vida de mi?, recupero el poder, porque el mundo nace de mi corazón, y es prolongación de mi corazón. Pero cuando yo me pregunto desde el trauma infantil, y sigo buscando al papá, sigo buscando a la mamá, sigo buscando al hermano, sigo buscando la dulzura que la vida no me dió, entonces sigo repitiendo la pregunta infantil del amor inmaduro ¿qué espero yo de la vida? y renuncio al poder, porque desde esa postura el poder esta fuera, en lo que la vida te pueda dar. Obviamente, si la vida no me da, entro en el vacío del terror y en el vacío del miedo, y para evitar ese miedo caigo en el círculo vicioso de la dependencia que es la madre de todas las enfermedades.

El problema de la relación terapéutica es el de la transmisión de información, somos canales que transmiten un mensaje pero una cosa es el mensaje, otra es la señal, otra es el ruido y aún otra es la recepción. Nosotros transmitimos información, siendo esa información que transmitimos nada menos que nuestra vida misma. Nosotros no podemos dar ni más ni menos que la vida. Cuando damos nos damos enteros, detrás de tu palabra, detrás de tu terapéutica estás tú enterito, con tu dolor, con tu alegría, con tu ignorancia, con tu miseria, con tu historia, con tu cultura, realmente ahí estás en cada segundo contenido.

Pero si tú ya lo sabes, si tú ya lo sientes o lo intuyes y puedes mejorar la forma como transfieres esa información, porque el problema es de transferencia. No es cierto que haya que eliminar el problema de las transferencias, es todo lo contrario nos tenemos que entregar enteros. La relación terapéutica no puede ser una relación aséptica. Yo te tengo que tocar, me tienes que tocar y no desde afuera, desde la piel sino desde el corazón, desde adentro y para eso tenemos que ser canales.

Un sanador siempre es un canal, es una canal del espíritu, es un río del amor, es un canal de la materia, es un canal molecular, es un canal de energía electromagnética, es un canal pulsado desde el instrumento del corazón, es un canal que representa para el paciente una sinfonía total, es un Universo. Es la sinfonía del Universo pasando a través de mi corazón lo que puede sanar.

La primera clave del sanador, que es un servidor, es atender, es “to care”, es cuidar. Atender y cuidar es exactamente igual. Cuando yo te atiendo yo te cuido, yo te abrazo, yo restauro el ritual de desarrollo; yo soy el padre y la madre, el confesor, el amigo que tú me estás pidiendo. Yo te completo y tú me completas en este instante. Pero en ese instante mágico en el que arde el fuego del amor al interior del templo del cuerpo, en el que se inicia la relación porque yo te presto atención, porque te presto el instrumento de mi cuerpo para que tu lo toques con tu voz y entre los dos produzcamos la música de la relación, en ese momento surge algo muy bello y es un movimiento, una tensión interior que se llama intención.

Intención es fuerza magnética, es motivo, es móvil, es amor en movimiento interior. Intención es la fuerza de la relación terapéutica. Primero es atención, elimino mis tensiones, ( a - tensión ), elimino mis expectativas, elimino mis programaciones; estoy sin ninguna división. La atención en el otro me lleva por el olvido de mí mismo a entrar en la ausencia total de tensión, la ausencia total de turbulencia. Cuando yo te escucho te escucho desde mi silencio y en ese silencio tu imagen me puede impresionar.

Así yo puedo tener una imagen terapéutica, así puedo conocerte. No te conozco por la voz ni por la mirada ni por las palabras sino que estamos en lectura espiritual en ese momento. Yo te conozco desde adentro, en pasado, en presente, en futuro, total, sincrónico, como eres, más allá de las máscaras, más allá del dolor, en toda la luz y el amor que se revela detrás del símbolo de tu cuerpo.

Y cuando empiezo a conocerte nace en mí un motivo, ese motivo es una chispa, es lo que enciende el leño en mi corazón, es lo que enciende la hoguera de la relación. Y ese motivo es tensión interior. Yo salgo de la atención que es eliminar el ruido del Universo insustancial externo, del cerebro externo, de la mente concreta, de la memoria y empiezo a introducirme en ese Universo interior, de ese Universo sagrado de la intención. En el Universo sagrado del motivo y en ese Universo nace mi poder terapéutico.

El poder del terapeuta es fuerza magnética atractiva, así podemos definir la condición del amor. El segundo rayo es atracción magnética, es inclusividad, es participatividad, es responsabilidad. Yo me siento responsable de ti, de lo que hago contigo, te incluyo en mi corazón, ya no estás allá. En ese momento que es un momento mágico, mi corazón entra en un patrón de coherencia y ese patrón de coherencia que produce un campo magnético cinco mil veces más poderoso que el cerebro literalmente te abrasa, literalmente te incendia, literalmente te transmuta y te organiza. Ya no estás allá y yo aquí, ya somos uno envueltos por el campo magnético del corazón y yo no estoy hablando de filosofía o de mística o de poesía, estoy hablando de Física, es pura Física.

Si ustedes cogieran un electrocardiograma y le quitaran los filtros, que se tienen para eliminar el ruido y lo tomaran así burdamente, encontrarían que no hay electroencefalograma, que todo el cuerpo es un electrocardiograma. Que pueden tomar el electrocardiograma en los pies, en la cabeza y que cuando toman un electrocardiograma en la cabeza lo que aparece es que el electroencefalograma es una cosa pequeñita que va a caballo del electrocardiograma.

Pues bien, todos los ritmos del cuerpo viajan a caballo de nuestro corazón, esa es la onda portadora universal y este es el oscilador eléctrico maestro. Cuando yo logro que tu no estés frente a mí, que allí y acá se vuelvan siempre interiores; cuando yo logro que tu imagen total, no la imagen de tu cara o de tu sonrisa sino la imagen de tu ser esté en mi corazón, y cuando yo te pueda sentir totalmente en mi corazón, nace la pureza magnética.

La pureza magnética es la condición esencial del sanador, ahí comienza la sanación espiritual. Y la pureza magnética no es producto de un segundo de inspiración. Es producto de toda tu vida, es producto de tu pureza de vida, es tu visión del mundo. Cómo ves el mundo, cómo sientes el mundo, qué imagen tienes del mundo, qué imagen tienes de ti. Pues bien, todo eso está ahí empaquetado en la terapéutica como un medicamento.

Entonces vamos a hablar del canal. El canal es un canal magnético, atractivo, inclusivo, participativo, responsable, indiferente a lo que no es esencial, desprogramado del pasado, sin expectativas hacia el futuro con una profunda confianza interior porque en ese momento yo no soy el sanador, yo soy el canal de la sanación. Todas las fuerzas de la sanación son las fuerzas de la integración, las fuerzas de la coherencia, las fuerzas de la vida están conmigo en ese momento, totalmente olvidado de mí yo adquiero mi verdadera esencia y mi verdadera esencia es conectiva, es ser uno contigo. En ese momento rescato la integridad y la salud no es ni más ni menos que aquella integridad que nos hace a nosotros ser totales.

La salud no tiene nada que ver con ausencias ni con presencias, tiene que ver con totalidad y la totalidad es integridad se produce sólo desde la integridad, por eso ser un sanador es ser íntegro. Ser íntegro es ser entero. Entero pero no de una pieza, de muchas piezas pero estructuradas coherentemente, de muchos instrumentos pero tocando una sinfonía, de muchas células y de muchas vidas.

Nosotros somos miles de millones de vidas, no hay que buscar los ángeles afuera, nuestra materia es angélica. La ínfima materia de cada molécula es dévica, esta hecha de la inteligencia del universo dévico o angélico. Ya ustedes tienen lo angelical en ustedes, lo dévico, tienen el programa de la creación, la sinfonía del cosmos en ustedes. Esa sinfonía canta desde el director de orquesta, el corazón, cuando ustedes son íntegros. Ser íntegros es ser honestos; ser honestos es ser transparentes y ser transparentes es ir más allá de las máscaras, más allá de toda apariencia.

Cuando son como ustedes, cuando están limpios de corazón, cuando son honestos, cuando son transparentes, son íntegros. Es lo que yo llamo la farmacopea espiritual, ya se nos olvidan los medicamentos cualquiera que estos sean. Pero si la farmacia está en ti, está en tu cerebro pero si cada acto de amor en tu corazón está produciendo una cascada de neuropéptidos y de neurotransmisores y de campos magnéticos y de música. Si pudiéramos traducir eso en música sería la más bella de las sinfonías. Pero si cada estado de conciencia es una esencia floral es el perfume de tu corazón que a través del campo magnético y electromagnético de tu corazón abrasa, perfuma y organiza al otro, despierta al otro y también lo confronta porque hay esencias florales de la conciencia tuya que también son duras.

Pero además de esencias florales tienes esencias de todas las categorías, el calcio, el fósforo, el magnesio no son tuyos, son hijos del núcleo de las estrellas, y ahí están en tu corazón repitiendo el milagro de la creación, y tú los puedes obsequiar. Si en ti el calcio se ha iniciado y ya no es simplemente calcio y la sílice no es sílice y el fósforo es agente de las neuronas y de la conciencia. Si en ti hay una naturaleza que se eleva de nuevo a su núcleo de origen, a su núcleo estelar que es conciencia pura, pues tú eres el sanador.

Ya todos somos sanadores, simplemente nos tenemos que preguntar, ¿dime tú quien eres?, ¿quien se oculta en tu interior? Cómo hacían los esquimales Abilik. Los Abilik son talladores de marfil muy famosos pero ellos no saben que les va a salir. Ellos cogen el trozo de marfil y meditan, se lo llevan al corazón y se dicen ¿dime tú quien eres?, ¿quien se oculta en tu interior? Y después que se revela la imagen que duerme adentro del marfil ellos le quitan lo que le sobra. Así es muy sencillo hacer escultura.


Yo recuerdo un soneto de Miguel Angel, que es precioso y dice:

“no tiene el gran artista pensamiento
que la piedra no albergue en su interior,
del mármol solo puede el escultor
revelar la figura que hay durmiendo”.

Pues bien, el arte de sanar es primero el arte de revelar al sanador que hay en cada uno de nosotros. De esculpir de la cantera de la vida cotidiana a través de nuestras actitudes, de nuestros vínculos, de nuestros sueños, de nuestros síntomas, de nuestras relaciones, de nuestros amores y desamores, de esculpir con el cincel del sentir, con el cincel del dolor, esta escultura de la perfección que hay en nosotros.

Jorge Carvajal Posada

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