DESDE EL ALMA

Wednesday, April 11, 2007

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La cuarta vía a la felicidad es la responsabilidad.

La responsabilidad es una sensibilidad humanizada.

A un perro, a un gato no le podemos pedir responsabilidad,

pero sí a un ser humano.

Responsabilidad es una sensibilidad convertida en capacidad de responder.

Tu evolución está determinada por tu grado de responsabilidad.


¿A qué respondes?

¿Respondes por tus actos, respondes por ti?

¿Respondes al dolor ajeno?

La responsabilidad es una condición esencial del amor.

El amor sin responsabilidad es lo más peligroso que hay en este mundo.

En nombre del amor hemos cometido las mayores barbaridades.


La responsabilidad hace que el amor sea una verdadera respuesta a la felicidad. Responder en términos humanos es reconocer la necesidad.

El amor es reconocer lo esencial del otro y volcarnos a satisfacer esa necesidad desde nuestra propia sensibilidad.

La responsabilidad nos permite comunicarnos y corresponder.

El amor nos lleva a un universo maravilloso de correspondencias.


Empiezas a liberarte cuando eres capaz de responder al hermano,

al amigo, a la esposa, al hijo;

cuando eres capaz de acompañar y morir en el otro y con el otro.
Todo verdadero amor surge de la amistad y toda genuina amistad

es reciprocidad, es una vía que va en dos direcciones.

Donde hay reciprocidad hay resonancia,

donde hay correspondencia hay correctas relaciones humanas.

Esa es la más maravillosa lección que vinimos a aprender:

correctas relaciones humanas.

En ello somos todos aprendices.


Vinimos a aprender a relacionarnos.

No vinimos a aprender a ser ingenieros o abogados.

Esos son instrumentos para relacionarnos.

El hombre es un ser relacional y vinimos fundamentalmente a aprender relaciones humanas respetuosas, responsables, liberadoras.

No son relaciones sociales para retenernos, para poseernos, para chantajearnos. Lo son para liberarnos, para completarnos.


Así transformamos la ecología de la Tierra,

que no es una ecología externa.

Lo que le pasa a la Tierra es lo que le está sucediendo al corazón del hombre.

Si yo abro mi corazón, abro la tierra dentro de mi.

Si yo amo a mi hijo, amo a la tierra, al paisaje y la atmósfera.

Y si amo con un amor puro no voy a contaminarme.

El resentimiento es el agente contaminante.


El amor liberador existe en la reciprocidad responsable.

Amar es dar y recibir. Hay más sabiduría en el saber recibir.

A menudo nos negamos a recibir el regalo de la sonrisa,

de la mirada del otro, por no comprometernos, por no quedar en deudas. Necesitamos infinitas deudas de amor como vía a la felicidad.

La gratitud es esa habilidad que revela tu propia luz.

Jorge Carvajal Posada

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