DESDE EL ALMA

Wednesday, October 10, 2007

Jorge Carvajal V REUNION INTERNACIONAL EN PERU




















De dónde has venido?, ¿adónde vas? ¿ cuándo y dónde te has perdido? . Si pudieras contemplar en el horizonte una imagen de ti mismo, sabrías ya que ir es regresar, y caminar es el único camino.
Percibimos una metáfora del mundo, atrapamos la realidad en perceptos y conceptos, y nos formamos es vaga idea que llamamos universo. Pero esa idea oscura, enriquecida en el proceso de sentir, determina el modo de ser y el de vivir. Y aún la relativa posibilidad de ser feliz.
La espiritualidad, evocada en todas las tradiciones que perduran en el tiempo conocidas como sabiduría perenne, es una aproximación de perceptos y conceptos individuales y culturales a este mundo primigenio de las ideas arquetípicas, y de cómo ellas se precipitan, a través del prisma de nuestros sentidos, para convertirse en la realidad que percibimos y que luego concebimos.
Sentir es vivir. En cada sensación estamos vivos. Conocer es nacer. En cada concepción nos concebimos. Reconocer es volver a nacer desde nosotros mismos. Cómo una y otra vez el ser humano nace de si mismo, de su naturaleza, de su humanidad y de su tiempo, está representado en visiones, símbolos metáforas, mitos y alegorías. Esas huellas del espíritu son sistemas de creencias, culturas, estrategias de supervivencia, tratados de paz y guerras, grabadas por las culturas humanas en sus diferentes espacios y tiempos. Pero todos esos procesos no son más que recodos en el camino de ida y regreso, de un descenso a la materia y un ascenso a la unidad a través de la conciencia.
Esta, es el puente que permite al caminante del sendero cruzar la frontera que separa la apariencia de la esencia. Toda tradición espiritual es la representación simbólica del camino de regreso a uno mismo.
Esa es la propuesta de la Sintergética: Regresar al orden sumergido, al universo implícito y significativo del sujeto. A las leyes de la conciencia que concilian las leyes de la naturaleza con las del espíritu. Al centro en que el microcosmos y el cosmos se unen, revelando en el plano de la evolución la complementaria unidad de toda dualidad.
La onda portadora de la vida se hace viva. La materia del cuerpo se vitaliza. La evolución toda se espiritualiza en su ascenso a través del cauce de la humanidad.
Una lectura humana de lo espiritual nos revela que la materia es el templo del espíritu. Y es espíritu. Pero también desde la perspectiva humana es espiritual ese plan que se ha precipitado en la materia. La esencia del Kosmos es espiritual.
Y la humanidad es ese estado de transición en que el espíritu se materializa y la materia se espiritualiza. Es ese vórtice caótico en que la fricción entre los dos alcanza el máximo cuando salta esa chispa de conciencia que nos convierte a todos en discípulos del alma.
Las tradiciones espirituales conciben esa parte sagrada de paciente y sanador, en que se trascienden los límites de la materia y esta se transmuta en energía. En que se accede a esa densidad informacional infinita donde se alcanza el potencial del campo cuántico. En que se puede emplear el campo neuronal como un agente creador, por su interacción con ese campo totipotencial.
El espíritu es la vida que al parecer, nace o muere pero simplemente deja un cauce, una huella de su paso por los cuerpos con sus espacios y sus tiempos. La tradición es el relato simbólico de ese paso del espíritu perenne a través de la cultura, dejándonos su impresión en la música, en el arte, en la filosofía, en la ciencia, en la magia, en la medicina o en la misma religión. El espíritu- la vida- es conocida por su exteriorización espacio- temporal, pero esa corriente implícita e invisible permea todas las cosas sutiles y tangibles.
Al exponer sobre espiritualidad y tradición sólo pretendemos captar las huellas de ese patrón de información que llamamos la vida y tratar de sentirlas y vivirlas tal como se podrían percibir hoy. Es una invitación a nacer de nuevo hoy a lo que somos, desde lo que hemos sido, para crecer hacia lo que podemos ser. Esta es la secuencia. Realizar para cada tiempo y lugar ese potencial de ser que revela el espíritu en la vida. Que proyecta la esencia a la existencia. Que actualiza en nosotros las fuerzas de la naturaleza integrándonos a Ella.
Desde sus arquetipos, esa naturaleza se ha develado en culturas e individuos, mostrándonos que, en si misma, ella es la danza del Espíritu. Conocemos el espíritu a través de la danza de la naturaleza pero, entre la danza y el danzarín, el hombre, la humanidad, es ese territorio del observador en el que se despliega la conciencia como un puente entre la materia y el espíritu .
Y qué nos dice la naturaleza?. Que es al mismo tiempo densa y fluida, onda y partícula, inerte y viva. Que está hecha de una dualidad que revela, al mismo tiempo, oposición y complementariedad, conflicto y armonía. Yin y yang.
Esa eterna dualidad es tan sólo expresión de la unidad. Dos caras de la misma moneda. Oriente y occidente, materialidad y espiritualidad, técnica y filosofía.
Nuestro mundo es casi redondo. Múltiples puntos periféricos y un solo centro virtual que da sentido a todo lo externo. Diversidad en la unidad. Materia, energía, información, conciencia...una sola esencia espiritual prolífica en su capacidad de irradiar por cada punto. Diez mil facetas de un solo diamante. Infinitas reflexiones y refracciones de una sola luz. Esa es la entretejida sencillez del Ser.
Ese ser es Se para los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Como si el precepto del Creador fuera ahora, más allá del primitivo Creced y multiplicaos,
Sé. Sé es la consigna. Se siempre Tú. Se Como tú. Unico. Así podrás saciar la sed, porque el agua abundante de la vida está dentro de tí. Se es el Reino interior. Porque sin la unicidad del individuo no hay grupo. Porque a nivel de la humanidad la unicidad es la sola condición de la unidad.
Es la totalidad la que nos hace únicos. Es la autenticidad la que nos permite completarnos. Es la participatividad la que nos hace complementarios. Lo importante del universo es nuestra participación en él. La espirtualidad es restauración de la conectividad del universo en nosostros, cuando regresamos a nuestro centro nos convertimos en universo.
Ese es el sagrado misterio: contactar con ese centro magnético atractivo en que el amor, como un fuego transmutador, nos lleva a sentir esa esencia nuestra en la que somos universo.
JORGE CARVAJAL P.

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