DESDE EL ALMA

Sunday, October 29, 2006

OJOS, ESPEJO DEL ALMA. FLORES, BÁLSAMO PARA EL ALMA

Este artículo pretende presentar otra forma de conjugar las esencias florales y los autonosodes que manejamos en Sintergética, a través del uso de colirios terapéuticos.


Introducción


Me gustaría comenzar, relatando la anécdota que me llevó a investigar el uso del colirio. Como algunos terapeutas, yo misma me indico las esencias que he de tomar (no entraremos aquí en discusiones de lo adecuado de este recurso). El hecho es, que una noche, en la que tras tomarme casi un frasco de mi dilución de emergencia. No dejaba de estar mal y, a pesar de las esencias, iba a peor. Recuerdo llegar a uno de esos puntos críticos, en los que suelo decir en broma "que las necesitaría intravenosas". Recuerdo también, cómo entonces me dije: "he tomado tantas gotas, ¡ que se me van a salir por lo ojos !". Esa frase se quedó resonando en mi cabeza: "ojos", "ojos, espejo del alma", "flores, bálsamo para el alma". Así que, sin dudarlo, me puse una gota de la tintura alcohólica en cada ojo. Desde luego, el escozor fue lo peor; sin embargo, entré en un estado de embriaguez. Por un instante, la cabeza me daba vueltas; fue como si metiese la cabeza en una campana, y alguien la hubiese hecho sonar. Momentos después, ya estaba bien. La crisis, había pasado y me encontraba serena.


Método

Al día siguiente, comencé a buscar la manera de probarlo con otras personas. En mí había funcionado, lo había comentado con mi compañero quien me animó a investigar sin dilación. Nos preguntábamos si funcionaría? Si solo serviría en aspectos emocionales o si en físicos también?. Como administrarlo?, sin diluir, era una locura. Así que, tras varios ensayos, encontré la formula que hoy sigo utilizando. En un vial de solución salina de 5 cc, utilizo solo una gota de la esencia floral en primera dilución, mezclando, como máximo, 7 esencias, aunque lo habitual es que incluya 5 ó menos.

Las administro, generalmente, con una frecuencia de una o dos veces al día, cuando el paciente se levanta y cuando se va a dormir. Solo en casos excepcionales, las he utilizado con más frecuencia (hasta tres veces por día). En todos los casos, siempre realizo un testaje con VAS de la frecuencia y el tiempo de aplicación en semanas o meses. Esto es lo que hago, en caso de trabajar solamente con las esencias florales. Pero, si preparo autonosodes o isovacs, el procedimiento es algo diferente. Simplemente, añado 3 gotas de BSWT-01 , en 1ª dilución, lo cual, ya es suficiente para grabar la información.


Resultados

La primera paciente, con la que utilicé esta vía con éxito, es una mujer de 55 años, llamada Rosa. Ella acudió a mi consulta por una hipertensión arterial de difícil manejo. Sus cifras, por aquel entonces, eran de 210/150 de presión sistólica y diastólica, respectivamente. Como ella no deseaba tomar medicación alguna, se le hizo Sintergética durante un año, tras lo cual, habíamos logrado equilibrarla en valores de 150/100. Utilizabamos circuitos con el Cer-Ram, Ram-RTX, los filtros Ram y convencionales, siguiendo protocolos establecidos adecuando siempre la terapia al momento de la paciente, y por resonancia al VAS; protocolos de soft-láser y alguna sanación. Le administraba esencias florales, fitoterapia, homeopatía y elaborábamos un Isovac. En su caso particular, y por su historia, había una gran fricción entre el Ser y el Deber-ser que comprometía la dinámica 3º-4º centro, además de encontrar por resonancia Bk (+) para desensibilizar en riñón derecho. La visita en la que utilizamos por primera vez el colirio, era una visita habitual de seguimento, y se hizo el tratamiento de sintergética según resonancia en la que se preparó un autonosode de la terminal de circuito, como era habitual. Pero está vez, fue administrado vía ocular, una gota en cada ojo, que debía repetirse cada día a las 5 p.m. hora deducida por testaje con el VAS. Al cabo de 2 semanas, me llama y me dice que al ponerse el colirio, nota los ojos pesados y cansados. Para mí, esto es un síntoma habitual, cuando la frecuencia de administración del colirio es muy elevada; así sea una vez al día, como en este caso. Como ya lo sabía, por otros casos que había manejado, le hice un testaje a distancia con un testigo, siempre empleando el VAS. Y, efectivamente, con reducir la frecuencia a días alternos, fue suficiente. Al cabo de un mes, vuelvo a revisar a Rosa y me encuentro con la sorpresa de que está normotensa, con valores de 120/80. Estas cifras las mantuvo durante año y medio, sin necesidad de volver a actualizar el isovac preparado. Al cabo de este tiempo, y por problemas familiares relativos a enfermedad muy grave de la madre, vuelve a descompensarse hasta valores de 150/100. Con otra sesión de Sintergética, y el circuito correspondiente en resonancia para, de esa manera, permitir que sea el paciente quien me revele "el mapa y las herramientas" que me permitan moverme por su territorio interior, además del isovac administrado en colirio, recuperó su tensión arterial hasta valores de 120/80, que ha mantenido hasta el momento. De esto ya hace 6 meses.

María Arboleda

2 Comments:

At 3:38 AM, Blogger celedonlucy said...

La enfermedad no es material en su origen; lo que nosotros conocemos como enfermedad es el resultado último de la desarmonía entre el Alma y su instrumento, la Personalidad.
La principal razón del fracaso de la ciencia médica moderna es que trata los resultados pero no las causas. Durante muchos siglos, la auténtica naturaleza de la enfermedad ha quedado enmascarada por el materialismo, y así la enfermedad ha tenido todas las oportunidades de extender sus estragos, puesto que no se han atacado sus orígenes. Nunca se erradicará ni se curará la enfermedad con los actuales métodos materialistas, por la sencilla razón de que la enfermedad no es material en su origen. Lo que nosotros conocemos como enfermedad es el resultado último producido en el cuerpo, el producto final de fuerzas profundas y duraderas; y el tratamiento material sólo es aparentemente eficaz, pues es un mero alivio temporal si no se suprime la causa real. La tendencia moderna de la ciencia médica, al interpretar equivocadamente la verdadera naturaleza de la enfermedad y concentrarla en términos materiales en el cuerpo físico, ha aumentado enormemente el poder de la enfermedad: primero, desviando los pensamientos de la gente de su auténtico origen y, por ende, el método de ataque efectivo; y segundo, al localizarla en el cuerpo, disminuyendo un gran complejo de miedo a la enfermedad que nunca debió existir.

La enfermedad es, en esencia, el resultado de un conflicto entre el Alma y la Mente, y no se erradicará a no ser con un esfuerzo espiritual y mental. Estos esfuerzos, si se llevan a cabo adecuadamente, y entendiendo el proceso, pueden curar y evitar la enfermedad al eliminar esos factores básicos que son su causa primaria. Ningún esfuerzo dirigido únicamente al cuerpo puede hacer algo más que reparar superficialmente el daño, y no hay curación en ello, puesto que la causa sigue siendo operativa y, en cualquier momento, puede volver a mostrar su presencia bajo otra forma.
De hecho, en muchos casos, una aparente mejoría resulta perjudicial, al enmascarar la auténtica causa de la enfermedad; y con la satisfacción de una salud aparentemente mejorada, el factor real, no descubierto, puede adquirir fuerzas renovadas. Contrastemos estos casos con el del paciente que sabe, o que recibe luz de un buen médico, cuál es la naturaleza de las fuerzas adversas espirituales o mentales que actúan, y cuyo resultado ha precipitado lo que llamamos enfermedad en el cuerpo físico. Si ese paciente trata directamente de neutralizar esas fuerzas, mejora su salud en cuanto tenga éxito en su empresa, y cuando se complete el proceso, desaparecerá la enfermedad. Ésta es la verdadera curación, y consiste en atacar la causa del padecimiento.
Afirmemos brevemente que la enfermedad, en apariencia tan cruel, es en sí beneficiosa y existe por nuestro bien y, si se la interpreta correctamente, nos guiará para corregir nuestros defectos esenciales. Si se la trata de manera adecuada, será la causa de supresión de nuestros defectos y nos dejará mejor y más desarrollados que antes. El sufrimiento es un correctivo para destacar una lección que de otro modo nos habría pasado inadvertida y que no puede erradicarse hasta que no se aprenda la lección. Digamos también que aquellos que comprenden y son capaces de leer el significado de los síntomas premonitorios pueden evitar la enfermedad antes de que aparezca o abortarla en sus primeras fases si se realizan los esfuerzos correctivos espirituales y mentales adecuados. Tampoco hay que desesperarse, por grave que sea el caso, ya que el hecho de que el individuo siga físicamente vivo indica que el Alma que rige su cuerpo aún tiene esperanza. Para entender la naturaleza de la enfermedad, hay que conocer ciertas verdades fundamentales. La primera de ellas es que el hombre tiene un Alma que es su ser real: un Ser Divino, Poderoso, Hijo del Creador de todas las cosas, del cual el cuerpo, aunque templo terrenal de esa Alma, no es más que un diminuto reflejo de que nuestra Alma, nuestro Ser Divino, que reside en y en torno a nosotros, nos da nuestras vidas como Él quiere que se ordenen. Y si nosotros lo permitimos, nos guía, nos protege y nos anima, vigilante y bondadoso, para llevarnos siempre a lo mejor: que Él, nuestro Ser Superior, al ser una chispa del Todopoderoso, es por lo tanto invencible e inmortal.
El segundo principio es que nosotros, tal y como nos conocemos en el mundo, somos personalidades que estamos aquí para obtener todo el conocimiento y la experiencia que pueda lograrse a lo largo de la existencia terrena, para desarrollar las virtudes que nos falten y para borrar de nosotros todo lo malo que tengamos, avanzando de ese modo hacia el perfeccionamiento de nuestra naturaleza. El Alma sabe qué entorno y qué circunstancias nos permitirán lograrlo mejor y, por lo tanto, nos sitúa en esa rama de la vida más apropiada para nuestra meta.
En tercer lugar, tenemos que darnos cuenta de que nuestro breve paso por la tierra, que conocemos como vida, no es más que un momento en el curso de nuestra evolución, como un día en el colegio lo es para toda una vida y, aunque por el momento sólo entendamos y veamos ese único día, la intuición nos dice que nuestro nacimiento estaba infinitamente lejos de nuestro principio y que nuestra muerte está infinitamente lejos de nuestro final. Nuestras almas, que son nuestro auténtico ser, son inmortales, y los cuerpos de que tenemos conciencia son temporales, meramente como caballos que nos llevarán en un viaje o instrumentos que utilizaremos para hacer un trabajo dado. Sigue entonces un cuarto principio: mientras nuestra Alma y nuestra personalidad estén en buena armonía, todo es paz y alegría, felicidad y salud. Cuando nuestras personalidades se desvían del camino trazado por el Alma, o bien por nuestros deseos mundanos o por la persuasión de otros, surge el conflicto. Ese conflicto es la raíz, causa de enfermedad y de infelicidad. No importa cuál sea nuestro trabajo en el mundo -limpiabotas o monarca, terrateniente o campesino, rico o pobre-, mientras hagamos ese trabajo particular según los dictados del Alma todo está bien; y podemos además descansar seguros de que cualquiera que sea la posición en que nos encontremos, arriba o abajo, esta posición contiene las lecciones y experiencias necesarias para ese momento de nuestra evolución, y nos proporciona las mayores ventajas para el desarrollo de nuestro ser.

 
At 5:28 PM, Blogger terra et aqua said...

Lucy, me interesó mucho este post sobre colirios. Tienes el mail o más info sobre Maria Arboleda, su autora? quisiera contactarla. gracias,
Paula

 

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