DESDE EL ALMA

Wednesday, January 10, 2007

SI FUERAMOS HUMANOS IV




Cuando podemos existir y ser desde lo particular en lo general, estamos sustentados realmente no por lo que es exclusivo para cada cual, sino por lo que se comparte con todo el universo; la base de sostén es inmensa y las posibilidades de adaptación son múltiples.

Luz Angela Carvajal P



Cuando observamos al ser humano en general, podemos apreciar grandes diferencias tanto en el cuerpo físico, como en los sentimientos y sus ideales; así, de los arquetipos (el HOMBRE), surgen prototipos (culturas, idiosincrasias históricas, geográficas, políticas, sociales) como estrategia adaptativa de un arquetipo. La actividad de los arquetipos se reconoce históricamente, la de los prototipos se reconoce grupalmente, la de los hombres individualmente. En general, estamos centrados en lo personal, lo muy particular, y cualquier movimiento que nos saque del mundo de la auto-referencia nos desestabiliza, porque estamos parados prácticamente en la cuerda floja, porque nuestra base de apoyo es mínima: el yo separado. Cuando podemos existir y ser desde lo particular en lo general, estamos sustentados realmente no por lo que es exclusivo para cada cual, sino por lo que se comparte con todo el universo; la base de sostén es inmensa y las posibilidades de adaptación son múltiples.




Si nuestros cuerpos, aún el sutil código genético, están escritos con el mismo abecedario, ¿Qué hace diferente un individuo de otro? Como lo mencionamos antes, un poco más allá de este cuerpo físico que vemos como algo tan sólido, encontramos que realmente está habitado por patrones de probabilidad que, según cada átomo, se repiten regularmente como un patrón de relaciones. Si bien los átomos de carbono de alguien, del pino que asoma por la ventana, de la gasolina que utilizó el coche que nos trajo hasta aquí, son los mismos, los patrones de relación entre los átomos, que determinan su campo de actividad, son diferentes; esto es lo que determina las características que reconocemos como propiedades. Entonces podemos empezar a hablar de la conciencia del átomo, como patrón de autoorganización que genera un campo de actividad, que le permite a éste relacionarse y unirse a otros, que a su vez generan campos de inclusividad característicos.




Eso es lo que me hace un ser humano vibratoria y energéticamente diferente de otro ser humano; esos principios que son arquetípicos esculpen y moldean la forma permanentemente. Nuestro rostro, nuestras proporciones, están cambiando constantemente. En la distancia de un centro a otro, por ejemplo entre la cabeza y el tórax, o entre éste y la pelvis, hay variaciones muy sutiles, como si todos los segmentos estuvieran respirando, como si estuvieran mutando según la forma como estamos absorbiendo, relacionando y utilizando las energías vitales.




A todos nos ha pasado que ‘sin razón’ amanecemos feos, el pelo no se acomoda, las ojeras llegan hasta el cuello, la sonrisa es una mueca... en resumen, una palabra horrorosos. Otros días en cambio, hay armonía, algo bello asoma en nuestro ser (ese mismo que el días antes era horrible). El rostro de una persona, su mirada, su postura, sus proporciones, sus movimientos, revelan mucho de su vida interior, de la forma como vivencia la vida y como reacciona a ella. Sin que haya interacción directa, se pueden reconocer personas delicadas, tímidas, así como en otras se percibe fuerza, dinamismo, a veces agresividad. Esto corresponde al predominio de ciertas corrientes de energía; a veces utilizamos el aspecto positivo de éstas, a veces su cualidad negativa y así como en virtud de ellas tenemos cualidades y fortalezas, también tendemos a ciertas debilidades y enfermedades.




Realmente estas corrientes de energía son entidades perfectas, solo que nuestra imperfección, nos lleva a una comprensión parcial, a la separación; no podemos decir que en definitiva esto sea ‘malo’, pues es el proceso a través del cual crecemos, nos damos cuenta, y nuestra conciencia se expande. Quantum a quantum vamos asimilando, digiriendo y procesando estas energías universales, hasta hacernos la totalidad misma y así como hablamos de la consciencia del átomo, que incluye en sus orbitales la radiación de otros para llegar a formar moléculas, compuestos, seres, podemos hablar del hombre-átomo, en cuyos enlaces, relaciones, se manifiesta un principio, la consciencia, que le ha permitido ser pareja, familia, nación, cultura, hasta llegar a ser realmente HUMANIDAD.





Luz Angela Carvajal

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