DESDE EL ALMA

Thursday, May 31, 2007

EL FESTIVAL DE GEMINIS (CRISTO)

Nota clave: "Reconozco mi otro yo, y al menguar ese yo, crezco y brillo".

Cada año, en la época de la Luna Llena de Géminis, el amor de Dios, la esencia espiritual del fuego solar, alcanza su punto de expresión más elevado. Ello se consigue gracias al instrumento de la Jerarquía. La Jerarquía espiritual de la Tierra es el agregado de aquéllos de entre la humanidad que han triunfado sobre la materia, que han alcanzado la meta del dominio sobre sí mismos por el mismo camino que, actualmente, recorren otras personas. Han sufrido todas las experiencias, han sobrepasado cada dificultad y han triunfado. Aquí reside su derecho a servir, y la fuerza y realidad de su relación con una humanidad que sigue todavía luchando. Ese gran grupo de almas ha sido siempre el custodio del principio de luz, de amor iluminado y siempre, a lo largo de los tiempos, centra su atención sobre la Humanidad cuando la influencia espiritual está en su punto más elevado. Se ha adentrado en la comprensión de la vida grupal planetaria, que incluye todas las etapas, desde ese diminuto sentido de la responsabilidad social del hombre o mujer que está dando los primeros pasos en el sendero de la madurez espiritual, hasta la inclusiva comprensión del mismo Cristo.

El Festival de la Luna Llena de Géminis, o Festival del Cristo, es el tercero de los tres principales Festivales espirituales. Va a continuación del de Pascua, o Festival del Cristo, en Aries y del de Wesak, el Festival del Buda o de Iluminación, en Tauro. Conocido bajo una gran variedad de nombres, este Festival de Géminis es, esencialmente, el Festival del Cristo como representante de la humanidad ante la presencia de Dios. Es el Festival de la humanidad en búsqueda de la unificación y de la comprensión de su propia divinidad. Debido a que el reino humano, como centro de distribución de energías, está tan directamente involucrado con su propia divinidad, se le conoce también como el Festival de la Buena Voluntad.

El Festival del Cristo es un Festival vivo del espíritu de la humanidad aspirando hacia Dios, buscando respuesta a la voluntad de Dios y dedicado a la expresión de las correctas relaciones humanas. Fijado anualmente en relación con la Luna Llena de Géminis, la luna queda totalmente fuera del camino recorrido por las poderosas energías que salen del sol, el centro cardíaco simbólico de este sistema solar. Durante dos mil años, en este Festival, el Cristo ha representado a la humanidad y se ha erigido ante la Jerarquía planetaria y ante los ojos de Shambala como el "Dios-hombre" "el mayor en la gran familia humana" sosteniendo una relación consciente con la divinidad, con la totalidad mayor. Cada año, en esta época, repite el último sermón del Buda ante la reunida Jerarquía. Este Festival, de profunda llamada invocativa y de una aspiración básica hacia la unidad humana y espiritual, representa el efecto en la consciencia humana del trabajo tanto del Buda como del Cristo.

Las Fuerzas de Reconstrucción están especialmente activas durante el Festival de Géminis. Estas Fuerzas, relacionadas con el aspecto voluntad de la divinidad, son efectivas sobre todo respecto a las naciones. El empleo que se hace de estas energías impersonales depende de la cualidad y de la naturaleza de la nación receptora, de su grado de iluminación real y de su capacidad de amar. Ello reside tras la idea de la meditación grupal dentro de toda la ola de esta energía espiritual. Actualmente, las naciones son la expresión del egocentrismo colectivo de un pueblo y de su instinto de supervivencia, real o imaginado. Estas energías pueden aumentar este aspecto de la vida nacional o pueden aumentar la potencia de los objetivos de unidad mundial, paz y progreso. Estas energías constructivas y sintetizantes deberían tener el efecto de transformar la teoría de la unidad en una experiencia practica, de manera que la palabra "unidos" alcance su verdadera importancia y sentido para todas las naciones. Actualmente, en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas está generándose, lentamente, una voluntad-de-unificación y de sintetizar inspirada por estas energías. En un creciente reconocimiento, de la interrelación existente en este planeta, las Naciones Unidas sostienen ante los "ojos de los hombre” una visión del Plan para la humanidad.

La voluntad-de-sintetizar y la voluntad-al-bien se están convirtiendo en influencias crecientemente efectivas, a través de la meditación grupal e individual durante este período anual de los Festivales principales. A medida que aumenta la comprensión de la importancia de estos Festivales, aumenta el trabajo de meditación realizado por todo el mundo. La meditación planetaria, en el signo de Géminis, celebra la total victoria de la vida sobre la forma y del espíritu sobre la materia. Simbólicamente, este signo es el signo de los Gemelos: la luz de la personalidad y la luz del alma. Mediante la estimulación de la energía del amor y la sabiduría, la luz de la personalidad se oscurece gradualmente, mientras que la luz del alma se hace más fuerte y brillante, indicando eventualmente una victoria total de la humanidad sobre las formas a través de las cuales se expresa.

La idea de la dualidad, especialmente en los niveles mentales, queda resaltada cada año en Géminis. Ello sucede en dos etapas: el empleo de la mente concreta como mediadora en la personalidad, condicionando la vida de la personalidad, analizando y distinguiendo entre el ser y el no-ser humano y enfatizando la consciencia de "yo y tu” así como la de la personalidad. En segundo lugar, la mente iluminada transmite los mensajes entre el alma y el cerebro, estableciendo una correcta relación entre el ser inferior y el ser superior, la personalidad y el alma. Hay un tercer aspecto que se convierte, entonces, en un factor en la vida, la mente abstracta, que relaciona alma y espíritu. La relación de personalidad y alma queda reemplazada por la relación dual de alma y espíritu. Es el revelador del aspecto vida.

La relación y síntesis de las dualidades produce tensión, acción y reacción, y esa condición de poderosa lucha y de dificultad tan característica de nuestra vida planetaria, pero que produce eventualmente el despertar de la humanidad a una plena consciencia planetaria. La meta de todo conflicto es la armonía y ello queda enfatizado durante el Festival del Cristo mediante una creciente percepción de la relación entre alma y personalidad, entre mente y espíritu, entre lo material y lo espiritual. La potencia de esta relación produce los cambios necesarios para la evolución de la consciencia Crística en cualquier punto concreto del tiempo y del espacio, y siempre es compatible con el requerimiento. Esta fuerza poderosa y evocadora está disponible durante la meditación, como resultado del alineamiento planetario y de la receptividad extra-planetaria, y puede ser contactada y transmitida en cooperación con la Jerarquía espiritual.

Debido a este singular alineamiento, este Festival del Cristo de precipitación y distribución de energía se celebra también como Día Mundial de la Invocación, durante el cual numerosas personas utilizan la plegaria mundial "la Gran Invocación" constante y continuamente en numerosos idiomas y dialectos. Esto establece un campo de fuerza invocativo y magnético que dirige, literalmente, las energías de luz, amor y voluntad-al-bien directamente a la consciencia de la humanidad, afectando a todos los corazones sensibles y a todas las mentes abiertas con efectos planetarios.

Esta invocación es el mantram del mismo Cristo, el programa del Plan para la humanidad y una fórmula de dirigir energías al campo de la percepción humana. Es efectiva porque se emplea como una fórmula de energía por todo el planeta, a todos los niveles de consciencia, humana y jerárquica. Al emplearse, las tres energías básicas encarnadas en la Invocación fluyen y se funden con las Fuerzas de Reconstrucción y con las energías disponibles en este evento anual a través del Cristo.

Influyendo sobre las actitudes de mente y corazón en el mundo entero, esta Invocación es una poderosa nota clave meditativa que inspira una acción amorosa, constructiva.



SOL EN GÉMINIS

Por Torkom Saraydarian

Esta es la tercera luna llena principal; también se llama el Festival de Cristo y el Festival de la Humanidad. Desde 1952, algunos estudiantes de esoterismo lo llamaron el Festival de Buena Vo­luntad o el Día Mundial de Invocación.

Es interesantísimo que, en la primera Luna Llena mayor, la Jerarquía recibe gran voltaje de la energía de la voluntad. En la segunda Luna Llena mayor, la Jerarquía absorbe la energía de la Iluminación. Ellos conservan estas energías en ele cáliz de la Jerarquía hasta que reciben la Energía del Amor en la tercera Luna Llena mayor.

Esto indica que sin Amor, el poder no es seguro; sin Amor, la Luz puede usarse mal. A la seguridad, solo se la halla en el Amor, que necesita que la Voluntad y la Luz estén activos y sean protectores y radioactivos.

En el Festival de Cristo:

· Los estudiantes de meditación y de la Sabiduría Eterna usa­rán La Gran Invocación y harán esfuerzos por difundirla por todo el mundo como el núcleo del Plan para la nueva era.

· Hombres y mujeres de buena voluntad se unirán en cada ciu­dad y recalcarán el significado de la buena voluntad y la im­portancia de las correctas relaciones humanas. Dirigirán su a­tención hacia la visión suprema de la humanidad como una flecha de invocación que vuela hacia la fuente de la Vida.

· Distribuirán a la humanidad las energías con las que se tomaron contacto y que se acumularon en el cáliz, como corrientes de luz, amor y poder, para producir correc­tas relaciones humanas, buena voluntad, comprensión y colaboración entre todas las personas, entre todas las naciones, en todas partes.

Nos han dicho que, en estos tres días, Cristo celebra una interesantísima cere­monia. Reúne alrededor de Él a todos los Maestros de Sabiduría. Está de pie ante la Jerarquía representando a la Hu­manidad, y ante la vista de Shamballa, predica el último sermón del Buda, en un nivel jerárquico. Luego, cada día, Él entona La Gran Invocación y la Jerarquía unida, entona la primera, segunda y tercera estrofas de la Invocación, una en cada día sucesivo. Así invocan la Luz, el Amor y el Poder “para restablecer el Plan en la Tierra.”

Cada día tiene su propia nota clave. La nota clave del primer día es el Amor, la del segundo día es la Resurrección, la del tercer día es el Contacto. En el primer día, la Jerarquía unida medita sobre el Amor, sobre el Amor cósmico, el Amor del Sistema Solar y el Amor Jerárquico. En el día de la Luna Llena, la Jerarquía unida medita sobre el significado de la Resurrección y la Vida, e irradian sobre la Humanidad, la Voluntad al Bien que ellos recibieron en el día de Wesak. En el tercer día la Jerarquía unida medita sobre el Contacto y como extender el Contacto desde la Jerarquía a la Humanidad.

De esa manera, las energías recibidas en las lunas llenas anteriores se irra­dian hacia la humanidad a través de los siete grupos de Maestros de la Jerarquía. Como resultado, las siete ramas del esfuer­zo humano --a saber: los campos político, educativo, filosófico, ar­tístico, científico, religioso y financiero--, se estimulan y se les da la oportunidad de orientarse y ajustarse al Plan a través de la energía de la voluntad al bien.

Hace pocas décadas, el Maestro Tibetano organizó, a través de algunos de Sus discípulos, algunas actividades de servicio que se llaman Triángulos y el Movimiento de Buena Voluntad. Estos dos movimien­tos se conectan directamente con esta tercera Luna Llena importante, y reciben especial energía en los días primero y tercero.

Cristo dijo una vez que siempre que “tres de vosotros se reúnan en Mi Nombre yo estaré entre vosotros.” Partiendo de este punto ‑‑que se basa en algunos hechos muy esotéricos‑‑‑ algunos discí­pulos organizaron Triángulos; los Triángulos consisten en tres per­sonas que, cada día entonan La Gran Invocación, vi­sualizando cada miembro que está en una punta del triángulo a los otros dos, en­tre los cuales la luz, el amor y el poder circulan y se irradian a la hu­manidad. Esto fue tan exitoso que en la actualidad hay millones de Triángulos por todo el mundo, en todos los países, en todos los cre­dos, en todo idioma. Un Triángulo puede multiplicarse infinidad de veces cuando cualquier miembro del Triángulo forma otros trián­gulos en diferentes horas del día. Así, toda nuestra humanidad es­tá bajo una Red de Triángulos que irradia luz, amor y poder, com­prensión, cooperación y unidad.

Cada uno de nosotros está invitado a formar un Triángulo, co­mo un servicio a la humanidad y como un puente entre la humani­dad y las energías divinas.

La siguiente actividad es el Movimiento de Buena Voluntad, inaugurado por el Maestro Tibetano. Éste se está también difundiendo por to­do el mundo a través de muchos individuos y grupos diferentes. La finalidad básica de este esfuerzo es establecer co­rrectas relaciones humanas entre un hombre y otro, entre una nación y otra, y crear una tendencia mundial hacia el bien de todos los hombres y todas las naciones.

La buena voluntad es una energía constructiva, positiva y creati­va. Es la energía que cura las brechas y las barreras emocionales y mentales, y conduce a la comprensión total.

En el centro de cada hombre se halla esta energía. La tarea de los hombres de buena voluntad es hallar los modos de liberar esa energía, y crear una fuerza poderosa hacia la comprensión interna­cional y la unidad global.

En esta luna llena, podemos procurar liberar esa energía dentro de nosotros mismos y dentro de nuestro grupo o nación, y ayudar en la cons­trucción de la Nueva Era de la Gran Fraternidad.

En uno de los libros esotéricos, a Cristo se le llama la encarna­ción del Amor, de la Libertad, y el Mensajero de la liberación. Su característica destacada es el Amor, y se nos ha dicho que en la Lu­na Llena de Géminis, "llega a su punto maximo de expresión el amor de Dios, esencia espiritual del fue­go solar ". (Los Rayos y las Iniciaciones, pág. 83).

La Doctrina Secreta nos dice que tenemos tres soles. Uno es el sol visible. Luego, tenemos el Corazón del Sol, y después el Sol Central Es­piritual, cuyo cuerpo es nuestro sol visible. Estos tres soles emanan tres clases de fuego o electricidad, que se llaman fuego por fricción, fuego solar y fuego eléctrico.

En la Luna Llena de Géminis se nos dice que el Corazón de este gran Ser, que llamamos nuestro Sol, se abre e irradia fuego solar hacia nuestro planeta. Este fuego es la energía que llamamos Amor, y el Cristo es la encarnación de este Amor Solar que Él expresa a través de la Jerarquía. Es con esta energía y en el tiempo de la Luna Llena de Géminis que "se consuma y celebra la victoria de la vida sobre la forma y del espíritu sobre la materia”.

La Ciencia de la Meditación, pág. 281/3.

Torkom Saraydarian

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