DESDE EL ALMA

Thursday, May 10, 2007

HACIA UNA CULTURA DE SÍNTESIS DR. FERNANDO ARIZÁBAL LOAIZA( PERÚ)

Desde hace un buen tiempo que la visión del mundo, el universo y de nosotros mismos está cambiando. Estamos trascendiendo ya ese antiguo paradigma de creer que estamos viviendo en un planeta frío, hostil, inerte y aislado. Donde también nosotros como habitantes andamos perdidos, huérfanos y resignados a las leyes de una vida que no conocemos, cual veletas en un día de tormenta y viento, sin rumbo y sentido.
Entonces, empezamos a vislumbrar, a darnos cuenta y encontrar un mundo interdependiente, integrado, relacionado, orgánico y ecológico; muy lejos de los valores actuales de competitividad, egoísmo, consumismo, injusticia, separación y explotación que predominan en nuestra actual sociedad. A la vez, vamos descubriendo paulatinamente las inagotables posibilidades de plenitud y desarrollo latentes en el interior de cada ser humano.
La encrucijada actual y la nueva relación entre el ser humano, el planeta y el universo también está permitiendo que esté surgiendo una nueva visión de la vida que emerge en todas las ramas del saber: Física, Biología, Medicina, Psicología, Economía, Filosofía, Sociología, Política y Arte entre otras.
Se hace cada vez más evidente que el universo es un tejido unificado y cada uno de nosotros constituye una parte significativa de él. El Universo es parte de nosotros y nosotros parte de él. Es tiempo de comprender que vivimos inmersos en una red de sistemas totalmente integrados y relacionados de manera interdependiente.
Que cada pensamiento, sentimiento y acción que realizamos tiene una repercusión en nuestro entorno; para bien o para mal. Empezando su radio de acción de esas actitudes sobre nosotros mismos, la familia, la comunidad, el país, el continente y el planeta entero. Es decir, somos tan responsables de lo que nos ocurre y de sus consecuencias derivadas de nuestros actos.
La crisis actual por la que atraviesa nuestro planeta en su conjunto es producto del estadío de evolución de la conciencia de la humanidad; por ello es inconcebible una solución radical, definitiva y permanente sin una transformación interior y sin un avance hacia la conciencia global y sistémica.
Tener la arrogancia desde una perspectiva egocéntrica colocando el camino del hombre por encima del sendero de la evolución nos llevará a la destrucción y aniquilamiento.
Nuestra responsabilidad consiste en repensar al hombre como una unidad ecosistémica compleja que involucra y contiene la síntesis del todo. Esta síntesis reside en la conciencia, y sólo aquel que perciba más allá del cuerpo y la mente accederá a niveles de orden y estructuración superior.
Construir una cultura de síntesis es ampliar nuestra visión de nosotros y de los otros; ver un panorama amplio, inclusivo e integrador; donde los opuestos se vuelven complementarios, las diferencias encuentras puntos de convergencia, lo distinto se asemeja, la verdad se puede decir de diferentes maneras, los múltiples colores pueden formar un precioso arco iris y las diferentes notas pueden componer una bella melodía. Que la vida asemeja un diamante de mil caras, donde cada faceta es una forma de ver la existencia, pero sobre todo donde cada uno de nosotros vea en los demás su propio reflejo, comprendiendo que lo que haces a tu semejante te haces a ti mismo y que lo que siembras cosechas. Esto es despertar.
Despertamos cuando nos convertimos en agentes de cambio, vínculos relacionales de la gran trama de la vida. Eslabones de la gran cadena del ser y partícipes de la gran sinfonía del universo. Cada uno dando su nota particular, tocando el instrumento que le corresponde y en la posición que la vida le encomendó. Ser conciente es percibir lo esencial en cada uno de nosotros y en los demás, en nuestros actos y en la naturaleza de todo lo que nos rodea.
Cuando despertamos podemos decir, esto sí es conmigo, ese dolor lo siento y eso que pasa también tiene que ver con nosotros; dejamos así, la indiferencia por responsabilidad. El tinte de exclusivismo por la inclusividad y la inercia e inacción por la participatividad. Nos sentimos vivos, activos y creativos; renunciado al automatismo, la repetición y la rutina. Salimos de la auto conmiseración y lastima dándonos cuenta que somos nosotros los artífices de nuestro propio destino. Entramos así, en la vía de la síntesis: El bien común con compromiso global sobre todas las cosas.
Despertar a una nueva conciencia y establecer una cultura de síntesis, involucra una gran responsabilidad en el ejercicio de la verdad, y solamente la verdad nos hará libres.

Dr. Fernando Arizábal Loaiza

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