DESDE EL ALMA

Sunday, May 18, 2008

CONSTRUIR LA PAZ

Rotas nuevamente las venas de la tolerancia, se estremece Beirut, arde Palestina, se reduce a cenizas la magia de Jerusalén.
Suníes contra Chiíes, musulmanes contra cristianos, judíos contra los árabes: al afirmar violentamente nuestro Dios particular negamos al Dios del amor que en todos vive.
Al imponer su reino afuera, negamos el reino interno.
Una paz no sustentada en las diferencias es una guerra latente.
La paz de la homogeneidad es sólo totalitarismo religioso.
La paz impuesta por las armas no es más que totalitarismo político.

No hay riqueza mayor que la de la diversidad.

No hay promesa de paz más cierta que la de la tolerancia.

Ni la guerra, ni la violencia pueden ser santas cuando sacrifican injusta e inútilmente vidas humanas.

Es santa la justicia, pero jamás es de verdad lograda por la vía de las armas.

La ignorancia de lo que realmente somos nos ha llevado a falsas creencias sobre nosotros y los otros, pero si supiéramos que el otro es una faceta única e irrepetible de ese Dios de amor que vive en nosotros, si sintiéramos que con ellos formamos un solo cuerpo, una sola red de conciencia, tejida por esa inteligencia amorosa que habita la tierra, cambiaríamos los fusiles por la consciencia, cambiaríamos injusticias por solidaridad.

Para que no corran ríos de sangre por nuestras patrias, abramos los surcos de nuestro corazón y las fronteras cerradas por el separatismo religioso o político.

Así descubriremos, todos, que el alma humana es tan hindú como musulmana, es tan judía como cristiana.

El alma humana es el mismo diamante de un Dios de amor con sus múltiples facetas reflejando el colorido de una única luz.

Que sigas siendo tú para que yo pueda ser yo

y todos seamos nosotros, la humanidad de la paz.

En esa humanidad la hermandad y el amor son posibles.

Jorge Carvajal Posada

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