DESDE EL ALMA

Wednesday, September 19, 2007

CARAVANA SANACIÓN

EL AMOR EN MOVIMIENTO (PARTE II)

De una fecha de fisión programada, rearmamos a fusión lograda.
Plegaria al cielo.
Bautizo a la tan amada.
¡Bienvenida dulce Suryamana!!
Al clavar estas banderas de colores, de paz, de hermandad; en que todos somos uno en este sitio tan simbólico en que devolvemos el Yin huiliche a abrazar el Yan mapuche, mucha sanación es lograda, y la buena nueva se esparce por los canales de antaño.
En este recorrido más de 1600 pacientes atendidos, mil seiscientas veces nosotros reflejados, mil seiscientas veces nosotros mismos atendidos.
Toda historia redimida; todo dolor resignificado, toda deuda saldada, trabajando para desde la paz, sentir por fin el amor liberado.
Y ya estábamos citados.
Nadie faltar quiere.
A cambiar los azules y verdes del sur chileno; por los ocres, cafés, naranjos del desierto más árido del mundo; ese por Atacama llamado.
Haciendo de inmediato el contraste, el dipolo dibujado.
Corre el 2007 desatado.
Esta vez el vamos lo recibimos en la mítica tierra de San Pedro.
Todo esplendor
Todo recogimiento
Todo silencio derramado
El fuego nuevamente encendido, el útero palpita con todos sus hijos fecundados listos para lanzarlos al mundo.
Las madres bendicen la partida, el maná cae sutil del cielo claro.
Y la serpiente se rearma, la columna avanza, se despliega, escala, asciende. Se mueve, viva está.
Recoge la limpidez de estos cielos y se sumerge a la profundidad salobre de estas tierras, vuela en sus ánades, en sus flamencos rosados.
Como la aurora, despunta en el amanecer una nueva conciencia y colorea el presente-futuro con toda la paleta de colores impensada.
Es el azadón del gran labriego que prende certero en la tierra ya preparada.
Antofagasta, despierta risueña ante el galopar de esta masa humana; y abre confiada sus centros para que la magia encuentre escenario, oficiantes y oficiados.
El mar, ese enorme gigante Pacífico llamado, custodia este encuentro.
Iquique nos recibe solemne, la tierra ardiente de la Pampa, la del oro blanco de antaño con su diadema dispersa por los cerros donde duermen dragones naranjos.
Vamos caravana; vamos sanando, vamos avanzando.
Todo territorio incorporado, toda huella dejando.
Arica, la que creyó primero, el útero primario espera engalanada la llegada de los hijos predilectos. Las momias milenarias, todo ese Chinchorro desenterrado que observa el paso trashumante de los antiguos que hoy yacen en estos oficiantes renovados.
En todos los sitios, en salones, teatros, aulas magnas; el encuentro docente y el regalo del verbo inspirado.
La enfermedad como un maestro, amar para la libertad son contenidos que escurren sigilosos por estos templos que nos esperaron en cada tambo, en cada alto.
Y hubo siempre un especial tiempo para aquellos sitios marcados, en que el drama, el dolor se enseñorea con desenfado.
En Minte donde aún las almas vagan en pena; en la Valdivia universitaria con sus muertes a la juventud lozana; y también donde la industria feroz ha violentado la ecología ordenada.
En aquella escuela, Por Santa Maria llamada; que 100 años atrás de metralla y sangre fue manchada; en ese gran dinosaurio desvencijado, Oficina Santa Laura, testigo fósil de una explotación por la riqueza rapiña.
Tanto, tanto sitio visitado
Tanto, tanto sitio sanado.
Y caminamos concentrados y conmovidos, estremecidos, por las manos tomados, el corazón en revoloteo; en la frontera chileno-peruano: frontera como tantas otras esparcidas por el planeta.
Allí donde hay separación, pongo yo unión.
Allí donde hubo dolor, ponga yo esperanza.
Allí donde hubo mirada torva, pongo yo franca la pupila.
Y así caminamos conmovidos al encuentro del otro, que no soy más que yo mismo.
Te necesito para complementarme.
Te necesito para darme.
Nos lleva como bandera Suryamana, con su falda estirada, toda engalanada.
En lo alto, el Inti; eterno, contempla y bendice.
Y en esos abrazos saltan diligentes las lágrimas cayendo sobre esas tierras heridas, bendiciendo así la hermosa grieta para que el jardinero coloque el rosal perfumado.
Sigue tu paso suryamana, en nuevas manos ahora descansas.
Nos llevas a todos, y en todos nosotros te quedas.
La gratitud se nos escurre por los poros, aloja en cada ojo, en cada mirada.
¿Quién te ataja ya, Caravana?
¿Quién te moldea Caminata?
Nos inclinamos inocentes, reverentes ante tu paso caravana,
Tu paso mago
Tu paso humilde
Ante tu paso soberano.

Claudio Méndez
Septiembre 2007.

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