DESDE EL ALMA

Friday, January 19, 2007

DESAPEGO y MATRIMONIO

El Matrimonio es el primero de los cinco temas que se tratan

en secuencia en esta serie de editoriales vinculadas,los siguientes serán:

LA PATERNIDAD, EL DINERO, EL PLACER y EL PODER.

Isabella di Carlo


El apego no es la dependencia hacia algo o alguien,

sino la dependencia que tenemos hacia algunos sentimientos.

Los sentimientos tienen poder magnético, literalmente son como un imán.

Cuando nos identificamos con un polo del imán y no con el imán

- la esencia del ser-, terminamos atrayendo o rechazando.

Atraemos para apegarnos, y rechazamos para generar aversión.

En ambos casos nos separamos.

No hay peor separación, que la de la proximidad física, cuando no hay libertad.

Toda relación basada en el apego implica una profunda separación

en el nivel de la esencia y supone por añadidura,

una altísima probabilidad de dar un vuelco hacia la aversión.

Dice un antiguo refrán que “del amor al odio sólo hay un paso”;

se refiere a que “del apego a la aversión sólo hay un paso”,

el amor es sinónimo de respeto, tolerancia, inclusividad,

aceptación, responsabilidad, valor, madurez y libertad, el amor no tiene contrarios.

El amor es.

¿Como reconocemos cuando una relación es de apego?

Si produce sufrimiento, es de apego. La condición del sufrimiento es el apego.

Toda ocasión en que hay celos, desconfianza, posesividad, control del tiempo del otro, de sus actividades o vínculos, condiciones impuestas, reproches, chantajes o culpa, hay sufrimiento.

Ese sufrimiento es sinónimo inequívoco de apego.

Sólo estamos apegados a otros si estamos inseguros de nosotros, es así de simple.

El problema nunca son los demás.

El problema es que en tanto necesitemos un punto de apoyo externo

estaremos renunciando a nuestro poder y nuestra libertad,

y estaremos condenados a repetirnos.

La elección es nuestra.

¿Cuántas relaciones dañadas por el apego se ven en las consultas psicológicas?

El 95%. No porque los psicólogos veamos a gente especialmente dañada,

- por el contrario, los reactivos al cambio no están en nuestras consultas –

sino porque el del apego es el gran capítulo a resolver en el mundo emocional,

en este momento de nuestra evolución como humanidad.

¿Cómo podemos construir matrimonios y noviazgos sanos,

relaciones familiares y amistosas sanas?

¿Cuál es el camino para unirnos?

¿Podemos unirnos?

Si. La mejor forma de unirnos es liberarnos.

Liberarnos supone vivir las relaciones con los demás como un viaje

de autoconocimiento y trabajo interior permanente.

La mejor forma de superar la dependencia es aceptarse y crecer desde dentro.

La mejor forma de superar las aversiones,

intolerancias y resistencias en las relaciones con otros, es aceptarnos nosotros mismos.

¿Para qué nos casamos?

Si lo hacemos para amarnos, nuestro viaje es hacia la libertad.

Si lo hacemos para compensar nuestras carencias, nuestra senda es la del apego.

Abracemos la verdad, tengamos el valor de vivir nuestras relaciones como lo que en varad son: citas del destino para liberarnos. Cuando podemos situarnos así ante la vida, los amigos, los hijos, la pareja, en suma toda relación, se convierten en sagradas oportunidades para aprender. Cuando puedo al mirarte, mirarme en el espejo que me ofreces, cuando puedo verme en mi encuentro contigo, me responsabilizo, me asumo.

Si me apego a ti es porque hay vacíos en mi, si no asumo mis vacíos sino que te manipulo para que me permitas el bienestar de ignorarlos, te estoy usando para encubrir mis carencias.

Si mi motivo para estar contigo es que tú llenes mis carencias, estamos irremisiblemente condenados al sufrimiento y fracaso.

Es la crónica de una muerte anunciada: te aprisionaré en mi vacío y desde mi código de víctima te maltrataré tanto como tú lo permitas.

Si el motivo es en cambio, conocerte, conocerme, liberarte y liberarme; creceremos juntos, sanando cada cual sus núcleos de dependencia y pudiendo acompañarnos, en el respeto y la gratitud.

En presencia de un conflicto las cosas no se resuelven separándose.

Frecuentemente se cree que desapegarse es romper las relaciones, pero la realidad es que las relaciones nunca se rompen, son eternas;

están inmersas en el vacío cuántico, en el archivo akáshico,

esa quintaesencia que sostiene todas nuestras fuerzas.

Nada de lo que hayamos hecho, dicho o pensado, se pierde.

Es perfectamente posible separarse de alguien y que muchos años después, o a muchos miles de kilómetros de distancia, el problema siga vivo, presente, inmediato, pesando en el corazón.

En presencia de un conflicto la solución tampoco es quedarse.

Es testimonio de todos los días que las parejas conviven bajo el mismo techo y están a millones de kilómetros de distancia en sus sentimientos, convivir sin respeto, sin cordialidad, en ausencia de compañerismo y complicidad, no tiene ningún sentido.

Si separarse no es la solución, y permanecer tampoco lo es

¿cómo resolvemos los conflictos?

Comprendiendo. Sólo comprender libera.

Sólo libres podemos separarnos en paz; sólo libres podemos unirnos en armonía.

Los conflictos se desanudan cuando aprendemos, aprendemos cuando comprendemos, comprendemos cuando transitamos las fases de identificación, pérdida, y asimilación implícitas en el desapego.

Sólo la comprensión amorosa lleva a la conciencia de estar más allá de toda separación, a saber que la unión tantas veces predicada, no es una bella filosofía, sino una realidad viva.



NOTA DEL EDITOR – El siguiente link es la introducción al presente texto. Todos son extractos del capítulo sobre el DESAPEGO del libro VALORES QUE CURAN de Isabella Di Carlo que se presenta en España a comienzos de Junio de este año. Para más información sobre los libros que aparecen citados en davida el lector puede consultar en www.infocultura.net

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